miércoles, 24 de septiembre de 2008

Dolomitas, la miel en los labios...


Así nos sentimos después de nuestro viaje a los Dolomitas. Aunque habían anunciado buen tiempo, se volvieron a equivocar.



El jueves madrugamos para aprovechar el primer día y poder hacer una caminata. Al llegar a los Dolomitas nos encontramos con un poco de niebla. Decidimos subir, por si la nube no era muy grande y podíamos superarla. No fue así. A medida que subíamos la nube no se disipaba, más bien lo contrario. Sabíamos que las impresionantes paredes del los Dolomitas estaban delante, porque oíamos el eco de nuestras voces pero no podíamos verlas. Decidimos ser prudentes y descender antes de que se complicara más el tiempo.



Al día siguiente amanecimos en Madonna del Campiglio con un sol esplendido pero con 0º. Hacía apenas una semana que estábamos bañándonos en las playas de Sicilia y ahora casi congelándonos. Los remontes habían cerrado justo el día anterior, así que nos tocó cambiar la ruta. Haciendo caso a la dueña del albergue nos dirigimos a la ruta de los 5 lagos, pero una vez más, la amenaza de las nubes y el frío helador nos hizo descender antes de lo previsto. No obstante, después del bocadillo decidimos subir a un segundo lago. La opción de regresar al hotel no era la más conveniente porque como éramos los únicos clientes, no habían encendido la calefacción... no hace falta que os diga más ¿verdad?



El tercer día amaneció nublado y aunque nos tentó porque parece que las montañas te llaman, al final nos dirigimos al lago di Garda, y paramos en varios pueblecitos encantadores.



Así que nos hemos quedado con la miel en los labios... habrá que regresar en otra ocasión, pero en Julio.



Ciao.

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